Amnesia inducida

13 julio, 2020
13 julio, 2020 david

Amnesia inducida

El tiempo lento de las cosas (V)

David-Moya-blog

Hace 5 años, mi amigo Tyler Barbour me pidió ayuda para corregir un texto que había de exponer en unas jornadas flamencas. El yanki en cuestión, erudito en la materia, había trabajado sobre el carácter social y de denuncia de las letras en el flamenco. Me encantó y dolió a partes iguales participar de aquello, pues sentí cómo es más sencillo que alguien de fuera toque temas sensibles para los españoles.

Nuestro país sigue atrasado, 40 años o así, en cuestiones democráticas. Los que se llaman patriotas, esos mismos que sacan en procesión el ataúd del dictador o los que desde su casa no lo ven para tanto (total, el hombre ya qué mal hacía, con la de problemas importantes que tiene el país), se cierran en banda ante la posibilidad de que las familias busquen los cuerpos de sus represaliados. Y, entre tanto, lanzan mensajes populistas, enarbolan banderas rojigualdas o las cosen a sus mascarillas, para distraer la atención de un pueblo pretendidamente ignorante.

La memoria histórica es una cuestión necesaria, una deuda de nuestro país con buena parte de sus ciudadanos. La alternativa es la ignorancia, el caldo de cultivo idóneo para que los que enmascaran con sus discursos un desprecio absoluto a varios derechos fundamentales, se hagan de nuevo con el poder. Sentí esto entonces y como es costumbre, me desinfecté la herida haciendo una canción. La titulé «Antes» y la incluí recientemente en mi último disco, “El tiempo lento de las cosas”.

Han pasado cinco años desde aquel verano que se parece demasiado a éste. Entonces, la ultraderecha no tenía una representación parlamentaria fuerte en nuestro país y permanecía agazapada, bajo el amparo del paraguas de una derecha plural.  Un lustro después, el fascismo se ha blanqueado bajo unas siglas y una especie de orgullo de alcanfor flota en el ambiente. La partida no les va mal, nunca les fue. Por eso escriben la historia y la reescriben a su antojo; la llenan de silencios incómodos, fuerzan constantemente una conversación tensa entre pasado y presente. Y a todo el que quiera levantar una manta o abrir una fosa, se apresuran a tildarlo de antipatriota.

Y ahí es donde entra en juego su gran baza, la de la amnesia inducida. 40 años de represión y genocidio y otros 40 borrando pistas y fortaleciendo tabúes. Jaque al sentido común. Un tablero lleno de peones rabiosos de muy diversa guisa, desde el Cayetano al kinki. Unos con intereses poderosos, otros sin interés por nada, vulgo dócil y militante de la sinrazón:

Antes de que suenen las sirenas.

Antes de tenernos que marchar.

Antes de llorar en blanco y negro

y  perder la libertad

lo tendremos que contar.

 

Santo Ángel, 10 de julio de 2020.

@DAVIDMOYAMUSICA

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