Que no se lleve el tiempo
tu mirada cristalina
ni tu dulce ingenuidad.
Que no las arrastren los días
y el dudoso logro de hacerse mayor.
Que se graben a fuego en mi memoria
y me salven de las mañanas grises
y las noches sin mañana.
Que mi alma no se duerma
y encuentres abrigo en mi pecho;
que no roben tu tesoro
los piratas de la prisa y el miedo.
Que juguemos más allá
de los confines de la infancia
y que tu boca,
la de comerte el mundo,
se despida siempre de mí
recitando ese verso perfecto
que dice:
“Papi, te quiero”.
Para Vega.
@DAVIDMOYAMUSICA